La presión a la que está sometida Ferrari en estos momentos es brutal. No es solo cuestión de que los medios de comunicación italianos le exijan soluciones, sino que los mismos propietarios y altos mandatarios de la marca no soportan ver las humillaciones que sufre su equipo casi en cada carrera. Las cosas deben cambiar, eso es evidente.
Sin embargo, deben evitar a toda costa cortar cabezas, una típica tendencia en Ferrari cuando las cosas no salen como se espera. Necesitan consolidar el equipo técnico, darles confianza para que prosigan un trabajo que están haciendo muy bien.
El equipo ha hecho un gran esfuerzo para ser competitivo. Se les acusó de ser excesivamente conservadores en sus planteamientos, de no innovar y de no tomar riesgos para asegurar la fiabilidad. Pero en Barcelona fueron rompedores. Trajeron soluciones radicales con un alerón delantero nuevo, un difusor remodelado y un alerón trasero tan extremo que acabó siendo prohibido. Con eso perdieron alrededor de 1,5 décimas de segundo. Lo intentaron. La escudería arrastra la merma que supuso partir de un error al que les condenó el túnel de viento, que les obligó a recurrir al de Toyota antes de resolver su problema. Ahora vuelven a estar en la buena dirección. Pero necesitan algo de tiempo.
En Barcelona, sin embargo, su problema principal tuvo poco que ver con todo eso. La situación en Montmeló se agravó porque Pirelli, respondiendo a las exigencias de la FIA, fabricó un compuesto duro mucho más resistente que el anterior y, en consecuencia, más difícil aún de calentar. Ferrari sufrió mucho más que los demás equipos porque ellos ya tienen problemas habitualmente para dar temperatura a los neumáticos. Y aquí no lo consiguieron. Así, las ruedas se deslizaban de un lado a otro y se deterioraban rápidamente creando incluso blíster (una especie de escamas en la parte externa).
En el fondo, todo eso fue un producto de la falta de carga aerodinámica que sufre el F150º Italia y que es la base de todos los problemas. Es lo primero que deben resolver y a lo que están dedicando más horas en Maranello. Y seguro que lo van a resolver porque tienen todos los medios para conseguirlo. La cuestión es si encontrarán las soluciones a tiempo o llegarán ya demasiado tarde para que Alonso pueda disputar el título a Vettel. Ahora mismo, la sensación es que Ferrari no solo va por detrás de Red Bull, sino también de McLaren e incluso de Mercedes.
En Montecarlo, el fin de semana que viene, la situación puede cambiar radicalmente por las características de aquel trazado tan particular. Allí hay que ir con todo el alerón y con el coche enganchado a la pista. Y la experiencia de Alonso puede influir en el resultado. En el Principado, Ferrari estará arriba, donde debe estar. Pero la principal preocupación de la escudería italiana debe ser saber exactamente cuáles son los problemas que aún le quedan por resolver y trabajar en ello para poner unos sólidos cimientos a lo que debe ser el coche del año que viene.
Publicado en El Pais
Autor: Joan Villadelprat
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